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Roque Dalton: crimen sin castigo.

Posted in Historia, Literatura, Los que se fueron..., Periodismo, Personajes importantes, Personal on abril 12, 2015 by Renán Alcides Orellana

Con este título publiqué, en mi libro “Allá al pie de la montaña” (San Salvador, 2002), un capítulo sobre la vida, obra y muerte de Roque Dalton. Título que sigue vigente. Y su realidad únicamente desaparecerá cuando el crimen, más allá de esclarecido, logre salir de la impunidad. Según informaciones de la época, Roque Dalton murió asesinado en San Salvador, el 10 de mayo de 1975, a los 40 años de edad. Había nacido en la misma ciudad, el 14 de mayo de 1935.

Un día después de la muerte del poeta, el 11 de mayo, la noticia nos golpeó fuertemente a varios compañeros de oficio, reunidos para analizar y profundizar sobre la realidad socio política imperante y las posibles consecuencias de intranquilidad social, producto de la represión, persecución, cárcel y destierro que desataba el gobierno de turno, contra profesionales, estudiantes, obreros y campesinos de pensamiento opositor. Roque Dalton era uno de los más perseguidos. Y, precisamente por eso, dentro de la temática abordábamos el pensamiento y la obra de Dalton, de quien, quizás todos, ignorábamos que, desde mucho antes y para entonces, ya estaba residiendo clandestinamente en el país. Lejos estábamos de imaginar que un día antes, el 10 de mayo, fuerzas oscuras habían truncado la vida del poeta, amigo y compañero de afanes literarios.

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Ese día, la noticia nos llegó escueta, sorprendente e increíble, pero ambigua, sin mayores detalles. En medio de aquella incertidumbre, para suavizar el impacto, y para generar conformidad, se me ocurrió expresar al grupo que era preciso esperar confirmación, pues mientras no hubiera alguien que afirmara haber visto el cadáver, y el lugar donde quedó Roque, no debíamos darlo por muerto… ¡y hasta ahora!…
Pero la noticia se reconfirmaba con los días: Roque Dalton había sido asesinado acusado de traición y otras falsedades, “ajusticiamiento” ejecutado por sus mismos compañeros de organización, los para entonces dirigentes del grupo guerrillero Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Si bien estos señalamientos sobre los ejecutores han sido secreto a voces, lo cierto es que el crimen sigue rodeado del misterio que causan la indiferencia, los enredos jurídico-políticos o la falta de evidencias claras. Es igual.

Recordaba mi última charla con Roque. Fue por 1964, en las gradas del entonces edificio en construcción de la Biblioteca de la Universidad de El Salvador. Yo buscaba información para mi columna cultural “Voz universitaria”, que mantenía en el periódico Tribuna Libre. Roque, a pesar de que para entonces era presa de un andar muy sigiloso, no perdía la visión y el compromiso de impulsar la labor literaria, como una contribución al desarrollo cultural del país. Me dijo:

Es necesario intentar un trabajo más amplio y sostenido sobre la poesía. No están de más los recitales que se vienen realizando, pero se precisa de algo más. Andá donde Tirso (Canales), ahí en las barracas de Humanidades. Platicá con él; tiene algunas ideas sobre la necesidad de que los escritores nos vayamos agrupando, para impulsar nuestro quehacer. Platiquen y me contás….

No pude contárselo. La misión que le imponían su vocación y convicción poético-revolucionarias, habría de llevarlo más lejos de lo que todos imaginábamos. Hasta el desenlace fatal que nos fue comunicado aquel día de mayo, en 1975…

Roque Dalton García -como ha quedado dicho- nació en San Salvador, en 1935 y murió en mayo de 1975. En Panorama de la Literatura Salvadoreña, el escritor Luis Gallegos Valdés, en una amplia nota, apunta que Roque: “hizo sus estudios de bachillerato en el Externado San José, con los padres de la Compañía de Jesús. Va a Santiago de Chile a realizar estudios de Derecho. Vuelve bastante politizado y se incorpora al grupo literario conocido como Generación Comprometida, escribiendo artículos, cuentos y poemas…”.

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En orden cronológico, la siguiente es parte de la producción literaria de Dalton, desde la publicación de Dos puños por la tierra, en coautoría con Otto René Castillo, poeta guatemalteco exiliado en El Salvador, para continuar su obra individual con Geografía de mi voz, Poemas personales, Vengo desde la URSS amaneciendo, Mía junto a los pájaros, San Salvador, 1958; La ventana en el rostro, México, 1961; El mar, La Habana, 1962; El turno del ofendido, La Habana, 1963; Los testimonios, La Habana, 1964; Poemas, Antología, San Salvador, 1968; Taberna y otros lugares, La Habana, 1969; Las historias prohibidas de Pulgarcito, México, 1973… hasta la publicación de Pobrecito poeta que era yo, San José, Costa Rica, 1976; es decir, un año después de la muerte del poeta; aparte de una abundante obra dispersa que, con giros universales, se ha esparcido por el mundo.

En ese contexto podría enmarcarse la vida literaria de Roque Dalton, con característica especial, no sólo por su vasta producción, a pesar a su corta edad, sino por los avances cualitativos y cuantitativos de una concepción altamente poética, cada vez más identificada con su responsabilidad frente al mundo. Un proceso admirable y creciente, truncado es cierto, pero con suficiente trayectoria literaria para ubicarse entre los grandes del continente. Parte de esa trayectoria la define el propio Dalton en una entrevista (“Una hora con Roque Dalton”, 1974) con Mario Benedetti, poeta y escritor uruguayo fallecido recientemente.

… Al igual que un gran número de poetas latinoamericanos de mi edad, partí del mundo nerudiano, o sea de un tipo de poesía que se dedicaba a cantar, a hacer loa, a construir el himno, con respecto a las cosas, el hombre, las sociedades. Era la poesía-canto. Si en alguna medida logré salvarme de esa actitud, fue debido a la insistencia en lo nacional. El problema nacional en El Salvador es tan complejo que me obligó a plantearme los términos de su expresión poética con cierto grado de complejidad, a partir por ejemplo de su mitología. Y luego, cierta visión del problema político, para lo cual no era suficiente la expresión admirativa o condenatoria, sino que precisaba de un análisis más profundo. Esto me obligó a ir cargando mi poesía de anécdotas, de personajes cada vez más individualizados. De ahí provienen ciertos aspectos narrativos de mi poesía, aunque llegado a determinada altura, tampoco resultaron suficientes y debieron ser sustituidos por una suerte de racionalización de los acontecimientos. Viene entonces mi poesía más ideológica, más cargada de ideas…

De aquella concepción poética que Roque Dalton expresara a Benedetti, arrancan sin duda los testimonios de toda una producción literaria, conocida dentro y fuera del país, aunque quizá más lo segundo que lo primero, dado el carácter de universalidad que se advierte en toda su obra, aun cuando nunca perdió, al contrario sostuvo y defendió, las raíces que lo identificaran con su patria. Por todo lo anterior, la figura de Roque Dalton, antes proscrita y vilipendiada “por su tendencia socialista”, ahora a la inversa ya ha sido recogida por la historia literaria de El Salvador; y ha llegado para quedarse y continuar en ella, por esa condición indiscutible de poeta auténtico y universal.

EPÍLOGO FELIZ
¡Como giran el tiempo y la vida! Mayo próximo será mes de renombre este año. Dos personalidades salvadoreñas, sin duda las más universales, y las más proscritas y perseguidas antes por el oscurantismo, hoy serán reivindicadas y enaltecidas, muy a pesar de sus verdugos: Monseñor Romero, que será beatificado el 23, previo a su canonización, en su ruta incontenible a los altares como San Romero de América; y Roque Dalton, en el mes de su nacimiento-muerte, como poeta perseguido y vilipendiado por las fuerza oligárquicas y, paradójicamente, asesinado por sus mismos compañeros. Ahora su nombre se esculpe y se eternizará en los anales literarios de América Latina. (RAO).

Aquellas inolvidables páginas literarias…

Posted in Historia, Literatura, Opinión, Periodismo on enero 31, 2015 by Renán Alcides Orellana

Las páginas literarias de mediados del siglo pasado y un poco más, fueron hermosos tiempos del Periodismo Cultural. Un día, sin decir agua va, los llamados grandes medios de comunicación impresos, dejaron atrás una estela de verdadero servicio socio-cultural, cuando, casi de manera simultánea, clausuraron sus tradicionales paginas o suplementos literarios de los fines de semana. Una trayectoria de varias décadas, que satisfacía los afanes de los creadores y las aspiraciones de los amantes del arte y la cultura. Ahora, como entonces, solo subsisten el suplemento Tres Mil, bajo la responsabilidad del poeta Mauricio Vallejo y Trazos Culturales, a cargo de otro poeta, Néstor Martínez, ambos en Diario Co Latino. Disculpas, por las omisiones involuntarias.

Aquel Periodismo Cultural, que venía desde hacía muchas décadas, contribuía al desarrollo socio-cultural-educativo del país. Eran las páginas literarias de los principales periódicos: Filosofía, Arte y Letras y El Magazine de El Diario de Hoy; Revista Dominical de La Prensa Gráfica; Sábados de Diario Latino; Página Literaria sabatina de Tribuna Libre, todas acertadamente conducidas por excelentes escritores, algunos mencionados a continuación, indistintamente del medio: Luis Mejía Vides, José Enrique Silva, Ricardo Trigueros de León, Juan Felipe Toruño, Luis Fuentes, Rolando Elías y Serafín Quiteño, entre otros. Deleite del espíritu de todas las edades, yo las releía con fruición en mi niñez-adolescencia, allá en mi natal Villa El Rosario, al norte de Morazán. También, aunque de vida efímera, hubo páginas y colaboraciones desinteresadas y de mucho valor, casi siempre sin remuneración para los artistas que las mantenían. Una quijotada, por amor al arte. Por espacio y tiempo, imposible una referencia completa de todos los medios y paginas literarias, de entonces y de toda época.

Hoy, aquellas páginas, que antes eran surtidores de expresiones artísticas, son apenas recuerdo. A veces, pasan totalmente desapercibidas. Y cuando no, sin informaciones de importancia, en las ediciones de cada día, son apenas remedo de aquellas páginas, con rellenos casi al final del periódico, entre amplias informaciones de espectáculos, por no dejar de poner algo que parezca cultural (informar sobre arte y literatura no les es rentable). Hay excepciones, pero son mínimas, en suplementos o en ediciones de revistas en las que, si bien hay expresiones culturales, casi siempre son superadas por artículos de tijera; es decir, de publicaciones importadas. La oportunidad para los poetas y escritores, ha sido reducida a mínima expresión. Existen espacios cautivos de algunos columnistas culturales, quienes -como debe ser- lo logran a base de capacidad y aceptación popular, por su profundidad y credibilidad.

A partir de los años sesenta, ajenas a los grandes medios, inapropiadamente llamados grandes (la grandeza no se mide por el potencial económico ni por la gran cantidad de páginas), ya radicado en San Salvador conocí varias de las revistas y paginas literarias existentes. También fui colaborador de algunas. Hasta mis recuerdos, en los primeros meses de aquellos años y en los setenta, circularon: la Revista Gallo Gris, dirigida con gran calidad por el poeta Oswaldo Escobar Velado; Vida Universitaria y La Pájara Pinta, órganos literarios de Extensión Universitaria de la Universidad de El Salvador(UES); la Revista Tastalutz, del Círculo Universitario Oswaldo Escobar Velado, del cual formé parte; la Página Literaria de la Asociación de Escritores Salvadoreños (AES), de cuya plana de redacción también formé parte; la Página del Taller Francisco Díaz, mantenido por el grupo del mismo nombre; El Gato en el Mundo, de Diario El Mundo y otras. También, mucho después, bien como parte del Suplemento Tres Mil o como hojas sueltas, hubo páginas a cargo de escritores o grupos literarios, como La Iguana en Flor, mantenida por el poeta Rafael Mendoza; Signo Más que mantuvimos el poeta Ramón Pacheco y yo; La Salamandra, La Quincena, Cinco Negritos, y muchas más…

Pero en fin, el golpe fue dado con el cierre de las páginas literarias de antaño, apenas convertidas ahora en triste recuerdo. Pero, se sobrevive. Y por lo mismo, merecen reconocimiento quienes, contra lo ingrato del medio, mantienen espacios literarios impresos a base de esfuerzo, dedicación y amor al arte. Y tales esfuerzos seguirán, porque, pese a los avances vertiginosos de la comunicación literaria digital, la literatura impresa no pasará -son complementarias- y así, tanto para el legendario lector como para el acucioso de hoy -lector de ambas- sería imposible dejar de disfrutar el olor a tinta fresca y el susurro inspirador del papel; sobre todo, si la escena es complementada con una humeante taza de café… (RAO).

El CAPUES: 40 años después.

Posted in Como decíamos ayer..., Historia, Periodismo on enero 19, 2015 by Renán Alcides Orellana

Columna de la serie «Como decíamos ayer…», publicada en Diario CoLatino, 19 de enero de 2015.

Hace justamente 40 años, en enero de 1975, fui destituido temporalmente como director de la Escuela de Periodismo, de la Facultad de Ciencias y Humanidades de la Universidad de El Salvador, por el decano Arturo Salazar, con instrucciones de la gubernamental aplanadora anti universitaria del Consejo de Administración Provisional de la Universidad de El Salvador (CAPUES), que -desconociendo a la legítima Rectoría y sus organismos- administraba circunstancialmente nuestra Alma Mater, intervenida militarmente por el gobierno de Arturo Armando Molina, en 1972.

Mi destitución fue temporal, porque una huelga docente-estudiantil de 3 meses: enero-febrero y marzo/1975, a nivel de la Facultad, me reivindicó en el cargo, como reivindicó en su derecho al trabajo a otros docentes, cuestionados como yo: unos, por no cumplir con los tiempos legales para ejercer cargos y otros por no estar incorporados, ya que se habían graduado en el exterior. Éramos unos 30 docentes “en vilo”. La huelga finalizó triunfante, con acuerdos legales: restitución en los cargos, pago de salarios suspendidos y cese de persecución “legalista”, entre otros. La UES iniciaba el retorno a su legítimo accionar académico de antes, suspendido aquel nefasto día de la toma…

A mediados de 1972, Molina, con delirio anticomunista, intervino militarmente el sagrado recinto de la UES; destruyó y hubo robo de valioso equipo y material didáctico, expulsó a docentes capaces, cerró y destruyó aulas y, lógicamente, se suspendieron las labores. En los meses siguientes, el CAPUES nombro a docentes “escogidos” por afinidad ideológica. Por su parte, varios docentes de la Resistencia lograron nombramientos de profesores de vocación y raigambre universitarias. Yo, graduado en abril/72, laboraba afuera. Dos docentes amigos me visitaron: el poeta Uriel Valencia, de Letras; y Moisés Urbina, de Filosofía.

El resultado fue que terminé integrando la planilla docente que reabriría Periodismo, en enero de 1973.
Un año después, por circunstancias propias de la improvisación y la incapacidad, se dio la depuración que debilitó la planilla Molina-CAPUES. En febrero, una alianza docente-estudiantil (AGEUS-SECH-AEP) me llevó a la dirección de la Escuela de Periodismo, contra el desacuerdo de una minoría de docentes que, quizás, obedecía más a cierta lealtad con el director saliente que a oposición al proceso. Era de tomarlo o dejarlo. Ellos, sabiamente, lo tomaron. Y a partir de ahí, la marcha de la Escuela fue armónica y productiva.

Faltaba la reacción oficialista. Se destituyó al decano de Ciencias y Humanidades, René Vaquerano. El nuevo decano, Salazar, en represalia por la unidad docente-estudiantil que había originado el cambio, nos hizo objeto de ataques diversos. Pasquines insultantes y la policía “universitaria” hostigando…

Particularmente, me suspendieron el salario por dos meses, por mi “nombramiento ilegal” (era cierto, porque no tenía los 5 años de graduado para ejercer el cargo); pero, al final, un decreto estipuló que mi caso, como el del resto de docentes cuestionados por “ilegales”, se había dado ante el necesario reinicio, eficiente y organizado. Sin embargo, siguieron subterfugios y otras maneras de obstruir el trabajo administrativo y docente. Y, a la menor oportunidad, vino mi destitución temporal… pero luego, la huelga, los acuerdos y las reivindicaciones: fui restituido como director, pero, para evitar ilegalidades, se integró una Comisión Directora, de la cual fui nombrado Coordinador General, junto a dos excelentes compañeros: René Contreras y Ricardo Calderín. La Escuela de Periodismo reinició…

Hoy, 40 años después, aquel capítulo tenebroso de la UES es historia. Historia como toda la suya, llena de heroicos y ejemplarizantes actos de estudio y lucha, de reivindicación popular, especialmente cuando los anti Alma Mater han querido desconocer su autonomía y someterla a feroz, alienante y deshumanizada dependencia. Sin más intervencionismo, la UES seguirá, formadora y altiva, a cumplir su sagrado destino. (RAO).

Allende, Neruda, (Pinochet).

Posted in América Latina y el mundo, Como decíamos ayer..., Opinión, Periodismo, Personajes importantes, Personal on diciembre 4, 2014 by Renán Alcides Orellana

Columna de la serie «Como decíamos ayer…», publicada en Diario CoLatino, 17 de noviembre de 2014.
Escrito desde Chile.

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Al fondo, Palacio de La Moneda.

 

A 40 años de la trágica y heroica muerte -asesinato político- del patriota chileno Salvador Allende, su espíritu revolucionario parece gravitar, intermitentemente, en el Palacio de la Moneda, aquí en Santiago. Igual, como contraste airado, la imagen de Pinochet como aferrándose a las paredes, para seguir golpeando el rostro de los chilenos libres.

Pero también, el espíritu de Pablo Neruda, como estrella mágica, conmueve al visitante con el excelso regocijo que da la poesía, no sólo aquí en La Moneda, sino en Chile entero. Todo es, sin embargo, según la convicción y principios ideológicos de cada visitante. Y yo, así percibo aquí la imagen de los tres, sintiéndome respetuosamente solidario con Allende y Neruda. Dolería si fuera realidad la ficción segunda -Pinochet intentando sobrevivir- como remanente sombrío.

Pero Chile no es sólo eso, es muchísimo más. La madrugada del viernes 7 de noviembre, llegué a Chile. Llegamos, porque como siempre me acompaña Leticia, mi compañera total. Horas después del arribo a Santiago, dos objetivos marcaban el obligado itinerario inicial: conocer de cerca La Moneda, palacio presidencial; y visitar “La Chascona”, residencia que fue de Pablo Neruda en Santiago (las otras dos casas del poeta están: una, en Isla Negra y la otra, “La Sebastiana”, en Valparaíso).

La Moneda está frente a una extensa plaza, en la que destaca la estatua del expresidente Arturo Alessandri (períodos 1920-1924; 1925; 1932-1938). El acceso a La Moneda es restringido, pero no en los contornos. Así pude apreciar, en el costado oriente, la puerta por la que fue sacado el cuerpo del expresidente Allende, horas después de su violenta muerte. Allende, presidente de la Unidad Popular (UP), por el Partido Socialista (PS), promovió la nacionalización de la banca privada, entre otros proyectos frustrados por su anticipada muerte. Frente al palacio, una edificación subterránea alberga al Centro Cultural La Moneda, con diversas manifestaciones del arte.

En cuanto a “La Chascona”, supe que: “Pablo Neruda empezó a construir en 1953 esta casa en Santiago, para Matilde Urrutia, su amor secreto de entonces. En su honor la bautizó “La Chascona” (en Quechua: despeinada), apodo que él le daba por su abundante y desordenada cabellera rojiza… El 23 de septiembre de 1973, días después del golpe militar que derrocó al presidente Salvador Alende, Neruda muere en la Clínica Santa María, en Santiago. “La Chascona” había sido objeto de actos de vandalismo. La acequia que tanto amó el poeta fue obstruida, con lo cual se inundó la casa y hubo que tender tablones sobre el barro para trasladar sus restos, ya que Matilde Urrutia insistió en que fuera velado ahí.

Posteriormente ella se esmeró en reparar los daños de la casa, que había construido junto a Pablo Neruda y siguió viviendo en ella hasta su muerte en 1985. En “La Chascona” se conservan entre otras colecciones una interesante pinacoteca, con obras de pintores chilenos y extranjeros. También hay una colección de tallas africanas en madera y otra de muebles y objetos del diseñador italiano Piero Fornasetti. Desde luego, están también los ambientes de Neruda, como su comedor, con la vajilla y cuchillería originales…”.

Sobre la dictadura de Pinochet, interrogo al amigo. “De esos nefastos malos recuerdos del dictador, prefiero no hablar”. Ni yo tampoco. Las dictaduras habidas en América Latina, siempre serán un mal recuerdo. Neruda será siempre una estrella mágica titilando sobre Chile.

………………………..
PUNTO Y APARTE. En Chile se promueve la educación gratuita y la excelencia académica en los niveles medio/superior. Y lo mejor, por demanda del sector estudiantil, que exige superación antes que promover el ocio y el conformismo…(RAO).

Grandezas y miserias de nuestra literatura.

Posted in Historia, Literatura, Opinión, Periodismo, Personal on agosto 28, 2014 by Renán Alcides Orellana

La tradición literaria de El Salvador si no única, ha sido -es- fecunda. Su historia, a partir del S. XX, registra significativa cifra de poetas, escritores, periodistas, ensayistas, dramaturgos…, quienes con su obra han hecho trascender nuestra cultura, ahora reconocida casi mundialmente.

Prudente es omitir nombres, por lo exuberante de la nómina y para evitar injustas omisiones. Pero sí, es válido mencionar movimientos o grupos literarios, de los cuales hago memoria a partir de los años 40, lamentando algunas omisiones: Grupo Seis, Grupo Octubre, Círculo Universitario, La Generación Comprometida (de cobertura muy amplia), Los Cinco, Piedra y Siglo, La Masacuata, La Cebolla Púrpura, la Asociación de Escritores Salvadoreños (AES), La Casa de Zacate, Comunidad de Escritores Salvadoreños (CES), Los Cinco Negritos, Vuelta de Hoja, Taller Francisco Díaz, La Quincena… de los cuales, algunos de sus miembros siguen vigentes con sus producciones. Todos, con las mínimas excepciones de siempre, han sido -son- testimonio de creciente madurez y creatividad literarias.

Desde mi niñez/adolescencia he sido asiduo lector. Aparte de la Literatura y los literatos del exterior, me atraía la buena Literatura nacional, de las distintas épocas y géneros. La cuestión era leer, leer con fruición y de manera sostenida. Libros y autores nacionales de calidad eran también favoritos, no sólo para adquirir conocimientos sino también para deleite del espíritu. Una bella manera de existir.

También era importante el Periodismo Literario que, viniendo de hacía muchas décadas, contribuía al desarrollo socio cultural del país. Desde muchos años antes, allá en mi natal Villa El Rosario, Morazán, leía con fruición las paginas literarias de las principales revistas y periódicos: Filosofía, Arte y Letras de El Diario de Hoy; Revista Dominical de La Prensa Gráfica y Sábados de Diario Latino, El Gato en El Mundo de Diario El Mundo, verdaderos espacios de calidad literaria, coordinados por plumas de prestigio, como Luis Mejía Vides, José Enrique Silva, Juan Felipe Toruño, Quino Caso, Serafín Quiteño, Ricardo Trigueros de León, Rolando Elías…

Aquellas páginas, que antes eran surtidores de expresiones artísticas, ahora son apenas espacios sin atractivo y, a veces, pasan totalmente desapercibidas. Sin información de importancia, son acaso remedo de aquellas páginas, con rellenos allá casi al final del periódico, por no dejar de poner algo que parezca cultural. Hay excepciones, pero son mínimas. Antes, aparte de las mencionadas, aunque de vida efímera, también hubo otras páginas, de plumas desinteresadas y de mucho valor, casi siempre sin remuneración para los artistas que las mantenían. Una quijotada, por amor al arte.

A partir de 1960, conocí varias de las revistas y paginas literarias nacionales existentes; y, con el tiempo, también fui colaborador de algunas En los primeros meses de ese año, supe de la existencia corta de la Revista Gallo Gris, dirigida con gran calidad por el poeta Oswaldo Escobar Velado; y después, Vida Universitaria y La Pájara Pinta, espacios literarios de Extensión Universitaria de la UES; la Revista Tastalutz, del Circulo Universitario Oswaldo Escobar Velado, del cual formé parte; la Página Literaria de la Asociación de Escritores Salvadoreños (AES), en Diario El Mundo, de la cual también formé parte; La Iguana en Flor, página mantenida por el poeta Rafael Mendoza; y más acá, el suplemento sabatino Tres Mil de Diario Co Latino, dentro del cual se han mantenido páginas a cargo de escritores o grupos literarios. De todo lo anterior, de reconocida presencia sólo subsisten el suplemento Tres Mil, ahora bajo la responsabilidad de Mauricio Vallejo; y la página literaria Trazos Culturales a cargo del escritor Néstor Martínez. Ambos, parte integrante de Diario Co Latino. Hay sin duda, muchos otros espacios literarios, de no menor importancia, en revistas, separatas o páginas de universidades, organizaciones no gubernamentales (ONGs) de instituciones públicas y privadas. También, han sido -son- significativos algunos programas culturales en Radio y Televisión -valiosos por escasos- mantenidos por escritores y poetas, a veces sin mayor remuneración que la propia satisfacción.

En cuanto a la edición de libros, salvo casos en que se cuenta con la Dirección de Publicaciones e Impresos (DPI) del esquema oficial, al resto les -nos- toca la auto publicación. Mucha entrega y poca -o ninguna- retribución, salvo la satisfacción de contribuir con el proceso bibliográfico del país.

En una entrevista con Marisol Briones, exquisita poeta y especial amiga, en su programa Cultura con vos en YSUCA, el jueves 21 de agosto, comentábamos los sinsabores y las vicisitudes del escritor salvadoreño, en su afán hasta quijotesco de publicar un libro. Hay esfuerzo, sacrificios y desvelos a veces incomprendidos, pero también, a cambio, mucha satisfacción. Esta, sin embargo, es ya como una inevitable tradición: con ligeras excepciones, los libros salvadoreños publicados por las más recientes generaciones, y que aparecen en los rincones menos visibles de algunas librerías, son creatividad, esfuerzo editorial y promoción de sus propios autores.
Sobre esta realidad conversamos con Marisol en su programa, aquella tarde-noche. Y la entrevista giró en torno al texto de una columna periodística mía: El dilema/odisea del escritor nacional (Diario Co Latino, junio 16/2014). “Porque ahí está dicho casi todo”-me dijo Marisol. El texto dice:

“El dicho popular “repicar, oficiar la misa y pasar la balanza”, para significar que alguien realiza todas las actividades (proceso) de un proyecto, parece ser una constante que define la labor del escritor salvadoreño, quien -valgan las mínimas excepciones- para dar a conocer su obra, la crea, se auto publica y se va por el mundo, casa por casa, de amigo en amigo, para poder promoverla y resarcir un poco -nunca toda- la inversión que hizo en la imprenta.

Y si -por esos milagros, en este caso inexistentes- el escritor lograra recuperar el total de lo desembolsado ¿quién le reconocerá la creatividad, el talento, la redacción a veces de años y, lo más grave, el esfuerzo personal para la divulgación y promoción de su libro? Además, del lento movimiento en las librerías. Con mínimas excepciones aquí, una quijotada saldo rojística…

Publicar un libro -toda vez que constituya verdadero aporte cultural- es un trabajo y un trabajo de especial importancia para el país; por tanto, si siendo ese aporte muy significativo, recibir respaldo oficial no es simple necesidad sino innegable derecho. Durante los últimos gobiernos -y casi siempre- una verdad culturalmente triste ha sido ver marginada la Cultura, como una cenicienta. Casos de grandes artistas –en este caso escritores- son fehaciente prueba de la indiferencia y fala del debido reconocimiento a grandes pensadores nuestros…”

Esto último es tan sólo una parte de las grandezas y miserias de los escritores salvadoreños, en su patriótico afán de promover la cultura, auto publicando sus libros y otras creaciones- concluimos el entrevistado y la entrevistadora. (RAO).

1824 -31 de julio- 2014

Posted in Historia, Periodismo, Personajes importantes on julio 29, 2014 by Renán Alcides Orellana

Columna de la serie «Como decíamos ayer…», publicada en Diario CoLatino, 28 de julio de 2014.

El próximo 31 de julio se celebrará el Día del Periodista Salvadoreño. Este día del profesional del Periodismo, fue instituido mediante el Decreto Legislativo No. 380 del 29 de mayo de 1969, que declaró Día del Periodista Salvadoreño el 31 de julio de cada año, en conmemoración de la fecha de publicación del primer periódico salvadoreño: El Semanario Político Mercantil, el 31 de julio de 1824.
Un mes antes, por gestiones del Pbro. José Matías Delgado, con fondos recaudados entre la población, se compró en Guatemala la primera imprenta y se publicó el Semanario, bajo la dirección del Pbro. Miguel Álvarez Castro, considerado el primer periodista salvadoreño. Su contenido era más de carácter doctrinario que noticioso.

Pero mucho antes, en 1741, el fraile Juan de Dios del Cid, de la Congregación Franciscana, había fabricado la primera imprenta del Nuevo Mundo. Máquina muy rudimentaria de tipos fijos, su primera publicación fue El puntero apuntado con apuntes breves, pequeño tratado sobre la industria del añil, un producto que se extraía del Jiquilite. Algunos historiadores difieren sobre la fecha de fabricación de la primera imprenta: Jorge Lardé y Larín la fija en 1641, Ítalo López Vallecillos en 1741; es decir, un siglo después y la razón, según Ítalo, es que hubo dos frailes con el mismo nombre, en 1641 y en 1741, pero fue el de este último año quien la fabricó y publicó el folleto sobre el añil. Y como antecedente mayor, en 1440 en Maguncia, una población alemana, Juan G. Gutemberg inventó la primera imprenta de tipos movibles, para impresiones rústicas que se fueron perfeccionando. De Alemania, la novedad llegó a México, en 1535, de donde se extendió al resto del continente americano…

Aquello, es historia. Desde entonces, son muchos los avances y nobles acciones del Periodismo salvadoreño, en su creciente desarrollo profesional y tecnológico. Por espacio y tiempo, en ocasión de los actos del Día del Periodista 2014, justo es un recordatorio a la memoria de los buenos periodistas fallecidos, algunos hasta víctimas de persecución y atentados.

Particularmente, hago mención especial de los valientes periodistas, nacionales y extranjeros, que durante la guerra 1980-1992, cayeron en el cumplimiento de su deber. De El Salvador: Jaime Suárez Quemaín (1980), César Najarro (1980), Roberto Navas (1989), Mauricio Pineda (1989), Eloy Guevara (1989) y René Tamsen, desaparecido en 1980; y de otros países: John Sullivan (USA, 1980), Ignacio Rodríguez Terrazas (México, 1980), Olivier Rebbot (Francia), Ian Mates (Sud Africa, 1981), Carlos Cruz Viera (Chile, 1982), Hans Ter Lang (Holanda, 1982), Jan Kuiper (Holanda), John Hoagland (USA, 1984), Cornel Lagrouw (Holanda, 1989), David Blundy (Gran Bretaña, 1989), Koster (Holanda, 1982) y Johannes Willmenson (Holanda, 1982).

Para el gremio periodístico, siempre estarán en el recuerdo los buenos periodistas que dejaron huella; y, especialmente, los caídos en cumplimiento de su deber, víctimas de la violencia irracional. Ojalá que un día, el ejercicio honesto del Periodismo cuente con la seguridad requerida y que, a nivel mundial, cesen los asesinatos, las desapariciones, persecuciones, amenazas e intimidaciones, provenientes tanto de particulares como de sectores oficiales, como garantía para un servicio pleno a la sociedad. Sería la mejor oferta social a los periodistas salvadoreños, en este Día del Periodista y siguientes…¡Así sea!

…………………………….
PUNTO Y APARTE. En el caso de Francisco Flores, el silencio cobra más fuerza cada día, hacia la impunidad. Y a propósito, ¿cómo están la infatigable búsqueda y las reales acciones para su captura…? ¿Y el mismo Francisco Flores, cómo está…? Todos están muy bien, gracias…! (RAO).

Presentación Juicio Paralelo.

Posted in Información, Literatura, Periodismo, Personal on julio 20, 2014 by Renán Alcides Orellana

En el marco de la Semana Cultural
en ocasión del Día del Periodista,
INVITACION
a la presentación del libro
Juicio Paralelo
(Periodismo 1964-2014)
del escritor y periodista Renán Alcides Orellana
Día: Viernes 25 de julio de 2014
Hora: 5.30 PM
Lugar: Asociación de Periodistas de El Salvador (APES),
Paseo General Escalón No. 4130, San Salvador

Presentación en el programa Curul Periodístico, TV Legislativa, 18 de julio de 2014. Fuente: Facebook.

El libro «Juicio Paralelo» ya está a la venta.

Posted in Historia, Información, Literatura, Periodismo, Personal on May 11, 2014 by Renán Alcides Orellana

Juicio Paralelo, nuevo libro del escritor Renán Alcides Orellana
Reseña de su labor periodística durante 50 años: 1964-2014.
Juicio Paralelo es un libro periodístico-literario, autobiográfico, anecdótico y de rescate de la Memoria Histórica.
Puede ser adquirido en:
Librería UCA y – Laboratorio Clínico Bacterium (Medicentro La Esperanza, 27 Av. N, Edificio I – No. 122, San Salvador).

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Rolando Elías: aquí y ahora.

Posted in Historia, Literatura, Periodismo, Personal on May 23, 2010 by Renán Alcides Orellana

En el 11 aniversario de su
fallecimiento, 1999-mayo-2010

ROLANDO ELIAS: AQUÍ Y AHORA

Renán Alcides Orellana

No recuerdo exactamente cuándo lo conocí, pero mi proximidad en el oficio con Rolando Elías se fue acentuando a partir de nuestro encuentro en la redacción de El Diario de Hoy, allá por 1964. Atrás había dejado, casi definitivamente, mi pueblito natal Villa El Rosario, a pesar de ser para mí, por lo mismo, el rincón más querido del norte agreste del departamento de Morazán. Llegaba a la capital con los recuerdos todavía frescos de aquellos contornos queridos, con sabor a molienda, chupa-chupa y flor de coyol. Quería hacer periodismo. Y Rolando, percibiendo mi timidez provinciana, con su proverbial don de gentes, se fue acercando a mis cuartillas como guía joven, más joven biológicamente que yo, pero con más horas de vuelo y mayor trecho recorrido en el duro oficio.

Por mi parte, pronto descubrí que aquel nuevo amigo, además de buen periodista era, fundamentalmente, poeta. El tiempo lo fue confirmando, de igual manera que fue acrecentando nuestra amistad y compañerismo. Peñas literarias, eventos, intercambios y más eran puntos de encuentro obligados para ambos. En alguna ocasión visitamos a Carlos Balaguer, amigo común y compañero de afanes, en su acogedor retiro literario de entonces en los Planes de Renderos, donde hacíamos fluir el verso y la prosa, propios y ajenos, en una jornada dominical que pasaba sin sentirlo. Durante mucho tiempo también, todos los domingos fuimos Alejandro Masís y yo a la casa de Rolando en la colonia Jardín, de Mejicanos, para un conversatorio que tampoco hacía caso al tiempo y, por lo mismo, resultaba pródigo en ideas y producciones literarias.

Rolando Elías fue uno de los grandes compañeros de trabajo en El Diario de Hoy, allá por 1964. Además de sus tareas como redactor de planta, por mucho tiempo mantuvo su columna Aquí y ahora, con enfoques y cuestionamientos al quehacer de la vida nacional, serios y acertados. Después, el duro oficio nos reunió en otros medios de comunicación o mantuvimos estrecha vinculación en el campo creativo, bien haciendo periodismo o bien compartiendo literatura. Por eso, siempre estuve al día sobre la producción de sus obras que, dicho sea de paso, me llegaban de manera oportuna, con dedicatoria especial del autor.

Rolando Elías nació en San Salvador, en 1940. Y, como ya dije, su inquieta vida como escritor y periodista constituye toda una trayectoria, de suyo enriquecedora. Publicó las obras: Crónica de Alemania, 1983; Ritual de la mirada y otros rituales, 1986; Crónicas del terremoto y poemas de amor sobreviviente, 1987; Homenaje a la pintura, 1990; y posteriormente, algunas con carácter póstumo, Homenajea Fray Luis de León, La cantata de mayo y La celebración de la rosa, éstas dos últimas en 1999.
Por todos estos hechos en la vida de Rolando Elías, lo recuerdo y lo veo como él escribía, “aquí y ahora”. Aquí y ahora para recordar que en mala hora, en mayo de 1999, la voz de Rolando se apagó. Físicamente, se apagó para siempre. No para la historia literaria del país. El máximo cantor de la rosa se fue en medio del frío. Ave canora aterida en pleno invierno, desfalleció hasta morir, aunque todos sus compañeros de sueños y afanes nos opusiéramos rotunda y tajantemente a semejante propuesta que nos hiciera el destino. No pudo ser. Por eso, por el hermano poeta que se ha ido, cantamos, cantaremos siempre.

(Del libro ALLA AL PIE DE LA MONTAÑA, Renán Alcides Orellana, San Salvador 2002).

Escritores Alejandro Masís, Renán Alcides Orellana y Rolando Elías, durante conversatorio poético (1984)

Abogada involucrada en plagio literario.

Posted in Información, Literatura, Periodismo on noviembre 24, 2009 by Renán Alcides Orellana

Abogada involucrada en plagio literario.

La hija de un reconocido periodista y escritor, víctima de la desfachatez de la togada, lo único que desea es que esta última se retracte de mostrarlos como propios

* Luis Antonio Chávez
Texto y fotos, escritor y periodista
Tomado de Diario CoLatino, ediciones del 23 y 24 de noviembre.


La publicación de un poema anunciando un recital poético aparecido el 28 de septiembre de 2009, en la página 19 del Diario Colatino, con el título Cuarto Creciente, apoyado por la fundación Metáfora, y cuyo libro saldría con el sello de la Editorial La Cabuda Cartonera, atrajo la atención de la socióloga Nancy Orellana, hija del escritor y periodista Renán Alcides Orellana.

Si bien la noticia pasó desapercibida por un vasto sector cultural, no lo fue para Nancy, quien al ver el anuncio llamó a su padre y le dijo que el poema impreso en el vespertino, bajo la autoría de la poetisa y abogada Kenny Rodríguez, con más de 25 años dedicados a estos menesteres literarios, era suyo.

Tras algunas pesquisas periodísticas, compilando testimonios de personas de reconocida trayectoria, como el poeta y licenciado en Ciencias Jurídicas Rafael Mendoza “El Viejo”, y el periodista Enrique Castro; ambos confirman haber visto los manuscritos de Nancy, quien ahora exige de Rodríguez compare los textos impugnados con los suyos.

Mendoza dijo conocer a la familia Orellana desde hace más de 30 años, cuya formación ha sido con valores y recordó haber leído por primera vez los versos de Nancy en la década de los 90, por lo cual da fe de su autoría.

“Están impresos en un formato matricial, pues en ese tiempo se trabajaba en la computadora con el programa Word Perfet, muestra de ello es que los disketes en que están guardados los archivos está costando abrirlos”, asegura.

Agrega que en la época que su hija Xochilt comenzaba a escribir, también lo hacía Nancy, explicando que aún conserva manuscritos de ella que datan de los años 90 y 95, cuando la víctima trabajaba en IDHUCA.

Dice que algunos poemas de Nancy fueron agrupados bajo el título Confesiones entre tiempo, textos que testimonian los 18 años de haber sido escritos.

“Los poemas escritos en tres cuadernos fueron agrupados –no todos-, en un libro titulado Confesiones entre tiempo, los cuales mandó Nancy a un certamen; lo cierto es que se puede seguir la huella de la autoría de Nancy con sólo verificarlos con los escritos en sus cuadernos”, sugiere Mendoza.

Solicitud

Rafael Mendoza invita al crítico literario Luis Melgar Brizuela u otra persona que haga esa labor, a que verifique, lea los giros semánticos y metáforas hechas por Nancy como testimonio de su veracidad, “se trata de algo tan evidente que no cabe duda que son de ella”.

Enrique Castro se une a la voz de Mendoza y manifiesta: “El mundo es pequeño y la mentira tiene patas cutas, es vergonzoso que un escritor se vea envuelto en un plagio literario, espero que Kenny no sólo se retracte, sino que pida disculpas a Nancy, quien es la autora de esos poemas”, dice.

Mendoza cree que es posible que varias personas hayan estado trabajando en la misma computadora cuando Nancy estaba en la IDHUCA, y si en algún momento Kenny creyó que la víctima se olvidaría de los poemas por su trabajo, que lo mejor sería que ella acepte que no son de su autoría.

“Lo peligroso es que quien usurpó la autoría de los poemas siga insistiendo que son de ella, porque entonces la situación se convertirá en caso legal, lo cual Kenny Rodríguez sabe perfectamente”, explica.

Castro secundó a Mendoza y dijo que hace años el poeta Alfonso Kijadurías también cayó en la tentación del plagio, cuyos poemas eran de un chino -no se pudo probar-, pero que no lo denunciaron por la amistad que tienen con el poeta.

“Las cosas hay que decirlas por su nombre. Hace años cuando dirigía junto al poeta Rolando Elías la página “Un gato en el mundo”, publicada en el Diario El Mundo, nos enteramos que el poeta Alfonso Kijadurías había plagiado a un poeta chino, no lo denunciamos por la amistad que nos unía y por no perjudicar al compañero de letras”, acota.

Cualquiera podría decir que son una “recreación” –como lo hizo Álvaro Menéndez Leal con sus cuentos Breves y Maravillosos, copia idem de los escritos de un cuentista chino-, al defenderse del plagio descubierto por el escritor Alfonso Orantes, padre de la poetisa María Cristina Orantes.

Si bien no se objeta la brillantez de Álvaro como escritor, esta vez fue pillado por Alfonso Orantes quien dio cuenta de ello, lamentablemente la “intelectualidad” salvadoreña enfocó el tema en el prólogo supuestamente escrito por Jorge Luis Borges, olvidándose del tema central: el plagio literario.

Álvaro, sí plagió

María Cristina Orantes, hija de Alfonso Orantes, dice que ella estaba muy pequeña pero que con los años se dio a la tarea de verificar si su papá no se había equivocado y comprobó que sí eran un plagio literario, entre ellos el cuento Del ciego, el Del Ciervo y otros, que Álvaro, amparado en eso de la “recreación”, los copió idem.

Orantes manifiesta que a raíz de que su padre descubrió el plagio literario, el escritor y ensayista Luis Gallegos Valdés le dijo que tomara sus precauciones, que no transitara las mismas calles porque algo podía pasar.

“Mi padre iba para una actividad cuando le avisó el ensayista Luis Gallegos Valdés que no saliera, que tomara sus precauciones; entonces decidió no salir y así fue como se salvó de que le dieran una lección”, dice.

Posterior a ese hecho, María Cristina sería testigo de otro plagio literario, pero esta vez era el soneto Salmo, escrito por su madre, la poeta Elisa Huezo Paredes y dedicado para ella, tocándole a ella denunciarlo personalmente.

Se destaca que con lo de “recreación” muchos escritores –novatos y avezados- han caído en la tentación del plagio, de tal forma que hace años el novelista Gabriel García Márquez fue acusado de haber plagiado la novela Memorias de mis putas tristes, sin que se haya comprobado tal delito.

A juicio de María Cristina, en el país pocos escritores registran sus escritos en la oficina de la Propiedad Intelectual, ya que muchos se dedican a otros menesteres para ganarse el sustento diario, por lo cual no se le da la suficiente importancia al tema.

Ni los abogados se escapan

Para nadie es un secreto la anécdota del plagio hecho por el poeta Orlando Fresedo, premiado en un certamen literario, quien al reclamarle su desfachatez dijo al jurado calificador que eran incultos por no leer, que les devolvía la medalla que le dieron, pero el dinero no porque ya se lo había gastado en licor.

El poeta Javier Alas denunció –hace años- a su homólogo Pedro Valle por transcribir los poemas del poeta, médico y alcalde de Aguilares Wilfredo Peña, sin que eso pasara a más.

Rafael Mendoza El viejo también denunció al poeta Carlos Balaguer, columnista de una página en un matutino local, de haber caído en plagio -para variar- de Fourier, un escritor socialista utópico francés, de quien retomó un artículo, pero Balaguer tuvo la valentía de aclarar que sí lo había publicado, pero para sensibilizar a la población del grado de insensibilidad en que ha caído.

Castro agrega que Mario Hernández Aguirre también cometió el mismo desaguisado, de tal forma que las anécdotas de esa índole son variadas y tampoco son ajenas al gremio de abogados.

La actual ministra de Trabajo y ex magistrada de la Corte Suprema de Justicia, Dra. Victoria Marina de Avilés, también le plagiaron un texto literario.

“Fue en mi niñez, una compañera de estudios se adueñó de un texto mío y fue galardonada con primer lugar, cuando llorando se lo dije a mi profesora del colegio recibí un premio de consolación para que no hiciera bulla en pleno acto”, sostuvo.

Interrogantes

Ante la desfachatez de Kenny Rodríguez de defender lo ajeno como si fuese suyo, Nancy Orellana se interroga: ¿Que poeta renuncia fácilmente a la que es, realmente, su obra?, martillando con otra pregunta, como poniendo en tela de juicio la limpieza con que ha actuado la poetisa: ¿Qué poeta no conmina a quien le acusa, a la comprobación inmediata de un cuestionamiento de tanta gravedad?

Nancy sostiene que un día después del anuncio al recital habló con Kenny Rodríguez, quien se comprometió a sacar el poema que da título al libro, actividad a la que no asistió, pero mandó un emisario, quien adquirió el poemario.

“Que acepte su falla y diga que los poemas son de Nancy, ahí termina todo. Aquí están las pruebas de que los poemas son de mi hija, por si fuera poco el día del recital fuimos a escuchar a Kenny y nos dimos cuenta que habían otros poemas plagiados”, explica Renán Alcides Orellana, padre de la víctima, periodista y escritor.

A juicio de Renán, con la lectura de los poemas se ve que hay mala actitud de la poeta Rodríguez, la cual considera inmoral.

“Como padre me solidarizo con Nancy; como escritor me duele la actitud de Kenny, sobre todo porque creo que no tiene necesidad de recurrir al plagio; y como periodista, considero un imperativo inevitable denunciar este hecho, que viene a dejar en claro que, como la abogada, otros poetas pueden caer en la misma falla, pues la línea por la lealtad a los principios es tan delgada y, como en este caso, las consecuencias están claras”, dice el también escritor.

Solución

Renán Alcides Orellana expresa que si sólo hubiese sido un poema, quitándolo del libro terminaba el asunto, pero que al ver el poemario se toparon con varios escritos hechos por su hija, entre ellos los poemas Cuarto Creciente, Hoy (Pág. 8); A Marcela Alfonsina (Pág. 20); XV años (Pág. 22);  A José Camilo (Pág. 26); Mujer (Pág. 28) que también son de su autoría.

El doctor José María Méndez, abogado y notario, consultado sobre las repercusiones legales por plagio literario, sostiene que debe hacerse una investigación para descubrir quien es el verdadero autor de los poemas y enfatiza que, desde el primer momento se ha incurrido en un delito.

“Hay que fortalecer las pruebas, examinar y compilar testimonios de quienes han visto los textos de Nancy y de Kenny, ya que hay sanciones penales y la abogada lo sabe perfectamente”, sostiene.

Por su parte, Dany Portillo, de la Editorial La Cabuda Cartonera -involucrada de forma indirecta en este hecho- aseguró haber platicado con las partes involucradas, quienes tratarían de solucionar el problema.

Tanto Mendoza como Castro concuerdan en que Nancy Orellana nunca pretendió incursionar o darse un nombre como poeta, que es una persona a quien estiman y que lo único que desean es que la poetisa Kenny Rodríguez recapacite, que tenga la valentía de aceptar su error, y agregan que se decantan por la verdad y lo justo.

Se insistió varias veces contactar vía celular con la poeta Kenny Rodríguez, quien en un inicio aceptó dar declaraciones, pero después arguyó estar muy ocupada en labores propias de su profesión.

—-Nota secundaria—-

“Nunca he pretendido hacerme de un nombre como poeta”

El cotejo de los escritos se podría hacer en un lugar donde apoyan a los escritores o presentan libros

Luis Antonio Chávez
Escritor y periodista

La socióloga Nancy Orellana, quien en 1990 trabajaba en IDHUCA y cuya computadora era usada por varias personas, ahora reclama la autoría de unos poemas aparecidos recientemente en el libro Cuarto Creciente, bajo el sello de La Cabuda Cartonera, para eso dice que agotará todas las instancias necesarias a fin de que la abogada Kenny Rodríguez, acepte su error y confiese que no son de ella.

Orellana asegura que no pretende ni ha querido buscarse un nombre como poeta, pues su trayectoria como profesional se realiza en otra área, pero que le molesta que alguien diga que los poemas son de su propiedad cuando no lo son, por eso dice que se ha acercado a Kenny Rodríguez a fin de ponerse de acuerdo en el problema, pero que ella ha ido postergando la reunión.

Nancy pide que el cotejo de los escritos se haga en algún sitio reconocido por promover el arte literario y así, de una vez por todas, dejar en claro de quien es la autoría de los seis poemas que aparecen en el libro recientemente publicado.

Luis Antonio Chávez (LACH): ¿Qué busca usted al poner en el tapete los poemas suyos y los de Kenny Rodríguez?

Nancy Orellana (NO): Yo sé que los poemas son míos y me he dado cuenta que ella (Kenny Rodríguez), los está presentando como propios e incluso dedicándolos a familiares muy cercanos, a su hija e hijo, cuando realmente los poemas no han sido inspirados por ellos ni tampoco han sido creados para ellos. Ella ha cambiado algunas palabras en algunos casos, pero esos poemas son míos. Lo que quiero es que si realmente es una poeta y si los otros poemas que he leído de ella en este poemario son de de su autoría, creo que puede posicionarse como poeta sin necesidad de estar recurriendo a utilizar la producción de nadie más. En este caso lo que reivindico es que lo que yo escribí es mío y no lo puede usar ni firmar nadie más asumiéndolos como propios.

LACH: ¿Qué es lo que realmente busca al denunciar el plagio?

NO: Yo nunca hice carrera como poeta, nunca me dediqué a eso, lo que escribí lo hice para mí. En alguna ocasión intenté participar en un certamen, no pasé a más, ese fue el único momento, mi rumbo se fue por otro lado, me dediqué a otra cosa, pero no por eso voy a renunciar a lo que se que yo escribí. A mí no me interesa aparecer como un nuevo talento, ni me interesa buscar o que me busquen para que me publiquen algo; esos poemas son míos y nada más, lo único que quiero es que alguien más no se esté ufanando de una autoría, o recitándolos, publicándolos, dándolos a conocer como propios cuando no lo son, es pura cuestión de justicia, de la verdad de las cosas. Esos poemas me los inspiró alguien en un determinado momento, lo cual no viene a cuenta. Los poemas yo los creé, entonces no tengo por qué concedérselos a alguien ni mucho menos por la forma en que se han dado a conocer, bastante deshonesta, sobre todo cuando se trata de una persona que cree que tiene el talento para posicionarse como poetisa; eso a mí no me interesa, no me interesa comenzar carrera, peor sí voy a reivindicar lo que se que me pertenece.

Ya intenté hablar con ella directamente, -dice Nancy-. Le llamé, le dije este poema es mío, quiero que saque ese poema del poemario, que nos sentemos a cotejar, ni siquiera lo he hecho a espaldas. Ella ha dado a conocer esos poemas por muchos años de forma física o a través de la web como de ella. Si ese poema no hubiese aparecido en el anuncio nada de esto hubiera pasado. Lo que me molestó fue haber empezado a leer el poema publicado en un anuncio y me di cuenta que era mío, sobre todo porque una reconoce lo que escribe cuando ha sido poca la producción y ha sido hecho para una misma, por lo que cuando tuve acceso al poemario, ya con la espinita me fui a leer los poemas e identifiqué cuatro o cinco poemas más; eso no es justo, así no se puede construir un nombre como poeta. Lo que pido es que ella renuncie a esa autoría y que los cotejemos, comparemos los textos, aclarar el asunto y que con base a la verdad se tome la decisión de quien el autor de los mismos, ya que estoy dispuesta a sumir cualquier paso a seguir para dilucidar la autoría de los mismos.

LACH: ¿Sabe en que circunstancias llegaron los poemas a las manos de Kenny, que fueron escritos hace 17 años?

NO: Aquí ha existido una confusión. Yo escribí los poemas hace 17 años, pero el certamen se realizó a mediados de los 90, ni sé como funcionan los certámenes, qué hacen con los trabajos que no califican, yo simplemente los mandé y no ganó, ahí quedó todo, asumo que quienes organizan estas actividades tienen un control de los textos, pero realmente no es así. No sé si los destruyen o se los reparten, lo único que sé es que uno confía en que hay un nivel de respeto hacia los textos que las personas envían al certamen, ganen o no, yo participé en esa oportunidad, no gané, yo seguí con mi vida y ya no seguí en la poesía. Mi nombre lo he hecho en otra área y no me interesa incursionar en la poesía.

LACH: ¿Lo que exige es algo moral, que Kenny diga que los poemas no son suyos?

NO: Algunos poemas han sido recortados, en otros le ha cambiado frases. Lo que pido es la  oportunidad de aclarar que esos poemas son míos, desde luego tal vez pueda generarse alguna duda, pero desde el momento que hay una controversia lo primero que hay que hacer es que esa controversia se ponga en el tapete, que se comparen los escritos, que se aclare la situación y que se resuelva. Lo que pido es que saque de su repertorio los poemas que no han sido creados por ella, esa es mi petición última, pero mi petición primera es que nos sentemos a cotejar y de aclarar la situación, dejar sentada la posición que estoy reivindicando; esto no es una correlación de fuerza, de lo que se trata es de aclarar la verdad.

LACH: ¿Usted lo que quiere es que se reivindique su autoría?

NO: Si no se crea la oportunidad de sentarnos para aclarar autorías con escritos en mano, si ella sigue presentándolos como propios, yo seguiré defendiendo lo que he escrito, y se debe aclarar frente a testigos. A mí no me interesa figurar como poeta, pero sí me he hecho un nombre en otras áreas profesionales. Así es que mientras ella siga con su negación, yo seguiré defendiendo mi trabajo poético aunque no quiero figurar como tal; todo es cuestión de moral.

—-Recuadro—-

Violación agravada de Derechos de autor y de Derechos conexos

Art. 227.- Será sancionado con prisión de cuatro a seis años, quien realizare cualquiera de las conductas descritas en el artículo anterior, concurriendo alguna de las circunstancias siguientes: (30)

1) Usurpando la condición de autor sobre una obra o parte de ella o el nombre de un artista en una interpretación o ejecución; (30)

2) Modificando sustancialmente la integridad de la obra sin autorización del autor; y, (30)

3) Si la cantidad o el valor de la copia ilícita fuere de especial trascendencia económica. (30)

* Escritor y periodista